Cuando se tienen hermanos o hermanas es probable que las
relaciones con ellos sean más duraderas que cualesquiera
otras que se tengan. Pueden haber peleas continuamente en la
niñez o haber sido los mejores amigos. De cualquier
manera, estas personas comparten sus raíces, "saben
quiénes son", aceptaron o rechazaron los mismos valores de los
padres y es probable que se traten con mayor franqueza que
cualquiera de las personas que conocen. No tener hermanos
también afecta la vida de una persona.
La relación y reacción de los niños con
sus hermanos
El nacimiento de un hermano parece cambiar la manera como la
madre actúa con el primer hijo. Es probable que la madre
juegue menos y sea menos sensible a los intereses del hijo mayor,
tenga más confrontaciones o inicie menos conversaciones.
Los niños que toman la iniciativa al comenzar juegos o
conversaciones con la madre presentan menos problemas de
rivalidad con los hermanos que aquellos que se retraen. Esto se
debe a que han encontrado la manera de salvaguardar las
relaciones que mantienen con la madre.
Los padres deben aceptar que la ansiedad y
los celos son normales, y al mismo tiempo proteger al nuevo
bebé de cualquier expresión de perjuicio que se
origine en esos sentimientos. Pueden animar a los mayores para
que jueguen y ayuden a cuidar al bebé, y hacer
énfasis en cuánto valoran a cada niño.
Por ultimo, los hermanos mayores se adaptan mejor si los
padres les dedican tiempo y atención extra para compensar
la repentina dedicación de la madre al nuevo
bebé.
¿Cómo interactúan los hermanos?
Los hermanos empiezan a relacionarse con mayor frecuencia
después de los seis meses de vida de un bebé. En
muchas sociedades,
incluida la nuestra, los hermanos mayores tienen
responsabilidades en los cuidados del bebé. Los
niños también enseñan a sus hermanos menores
e influyen en su desarrollo cognoscitivo.
Aunque la rivalidad se halla presente con frecuencia,
también lo está el afecto genuino. En general los
hermanos menores cobran bastante apego a las hermanas y hermanos
mayores. Los bebes se sienten afectados cuando los hermanos se
marchan. El ambiente que
los hermanos crean entre si afecta no sólo sus futuras
relaciones sino también el desarrollo de la
personalidad de cada uno. También puede afectar la
manera de reaccionar frente a otros niños.
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